Viña del Mar: Historia de un Bombero Martír

Viña del Mar: Historia de un Bombero Martír

El día 15 de marzo de 2002, Sebastián había organizado un partido de fútbol con otros voluntarios de nuestra Compañía, el que se había suspendido producto de una densa y húmeda neblina, que había cubierto a Viña del Mar y Reñaca. A pesar de ello, Sebastián acude al cuartel, con su equipo puesto, por si el resto cambiaba de opinión.

Mientras esperaba en el cuartel, salió sin saberlo, al que sería su último servicio, debía ingresar a un departamento en calle Balmaceda, a solo tres cuadras del cuartel. Sin embargo el infortunio hizo que su escala, la que ocupaba para subir hasta el departamento, actuara como conductor para que los 12 mil voltios que pasaban por unos cables eléctricos se descargaran en su cuerpo.

Fue rápidamente atendido por varios bomberos que llegaron al lugar, luego de varios minutos una ambulancia lo trasladó al Instituto de Seguridad del Trabajo de Viña del Mar para así tener la atención hospitalaria que requería. Ahí fue donde se reunieron, no solo los familiares y bomberos de la Octava, también voluntarios de las demás Compañías del Cuerpo de Viña del Mar para brindar su apoyo a su amigo lesionado.

Sebastián estaba herido, mas no rendido. Ayudado por los médicos y por la oración de sus hermanos bomberos, dio una dura batalla por mantenerse en este mundo. Debió ser trasladado a Santiago, donde la tecnología y experiencia del personal del Hospital del Trabajador parecían ser la última solución por mantenerlo vivo.

Sin embargo, el 29 de marzo, tras 14 días de agonía, Sebastián dejó de respirar. Su cuerpo fue trasladado al Cuartel de la Séptima Compañía de Bomberos de Santiago, hermana de canje de aquellos días de su querida 8va. Allí fue recibido como mártir, siendo velado en el Salón de Honor de la Compañía.

A la mañana siguiente, la Octava en pleno fue a buscar sus restos para llevarlos de vuelta a Viña del Mar. En el trayecto desde Santiago a Reñaca, Sebastián recibió honores de varios Cuerpo de Bomberos que formaron a orillas de la carretera para despedir sus restos, al igual que el cariñoso saludo de personas, que sin conocerlo, salieron a decirle adiós con un pañuelo blanco entre sus manos. Durante ese día fue velado en la Sala de Máquinas de su Octava, donde recibió la visita de familiares, bomberos y numerosas personas que llegaron al cuartel para orar por su eterno descanso.

Sebastian sigue y seguirá siendo un pilar fundamental en nuestra Compañía, nos mostro que esta noble labor se lleva en el corazón, tanto en las emergencias como en el cuartel y que todos entramos para cumplir nuestro juramento de bombero hasta dar la vida si fuese necesario.

La Octava Compañía nombra cada vez que se pasa la lista a nuestro Martir del Deber “Sebastian Oyanedel Haack”, respondiendo la Compañía en pleno “Presente” para dar paso a que nuestro Capitán diga “Bombero Mártir muerto en acto de servicio”, con el fin de que jamás olvidemos que siempre Sebastian está con nosotros.

Fuente: Revista acción Bomberil

Al Día

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